2.13.2009

My silent undoing

Supongo que prefiero hacer las cosas sin ayuda, sola. No me gusta que me molesten, que alboroten mi concentración, que me disturben. Aprecio más que nada mi vida interior, mi exquisito mundo privado, aquel que aunque quisiera no podría explicar. Es tan fructífero, es de tantos colores y tiene tantísimos matices que no se podría entender la dimensión ni la importancia que yace en ellos. Quisiera explicarlo. Quisiera que mi ocio tuviera sentido para la sociedad: y sin embargo soy condenada. Sé que ahora no entienden, pero ya van a entender. En algún momento mis compañeras del colegio tampoco entendían por qué cuando me decían “estás ojerosa” yo contestaba con una sonrisa cansada pero brillante. Y quizás siguen sin entenderlo; a decir verdad, me cansa tener que explicarle todo a la gente. Y no soy soberbia, no. Pero estoy cansada. Ni mi cuerpo, ni mi alma, ni mi mente están preparados para explicar mucho más..