8.30.2009

American dream


Viajes. Sacan lo bueno y lo malo de uno. Muestran tus límites de paciencia y tolerancia. Te regalan momentos eufóricos, como así tambien momentos que preferís suprimir de tu memoria (aunque este viaje fue la excepción a lo último).

Esta vez me tocó USA. 15 días con un millón de personas más.. Todo aquel que me conozca lo suficiente sabe que yo no soy la persona más paciente, agradable, o tolerante, así que todavía estoy tratando de descubrir la fórmula con la cual aguanté estar con otros.


Día 1 & 2: Miami. Me quemé, asé y todo aquello que implique que te arda hasta el alma para que después se te caigan trozos de piel. Ahora que lo pienso, en la fiesta de disfraces me hubiese disfrazado de tomatito cherry, y no gastaba ni un centavo. Fiesta, playa, Hard Rock Cafe, shopping. Conclusión? Miami rocks, babe !


Día 3 en adelante: Destino? Orlando. Primero, Animal Kingdom - DWorld. Parques. Montañas rusas. DISNEY. No hay mucho para decir. En realidad, sí. Hay muchísimas cosas para decir, pero no creo que existan palabras o expresiones adecuadas para describir lo que vivís en los parques.

Todas las noches disfrutamos de fuegos artificiales que te dejaban con la boca por el suelo. Es raro, pero es imposible tener mal humor en ese lugar. Si tenías mala onda, sos la persona más amargada del mundo, porque con solo entrar a los parques ya sentís esa vibra que te hace temblar de felicidad y emoción.


Más allá de querer compartir con otros la experiencia, escribo esto para agradecer a todos por el viaje. A mis viejos, por darme el mejor regalo de cumpleaños, se excedieron. A los chicos, gracias por hacerme pasar los 15 días mas eufóricos de mi existencia. Siempre los voy a tener en el corazón a todos. A los coordinadores, gracias por llevarnos al lugar donde los sueños se vuelven realidad. Sabemos que Disney 2009 definitivamente no fue el grupo más tranquilo ni facil de manejar. Sin embargo, se portaron de diez con nosotros. Turismo De Castro rules !


Nota: QUIERO MI DVD Y MI FOTO GRUPAL, CHAU.





8.03.2009

El sufrimiento es opcional


Las cosas pierden identidad cuando él las toca, cuando él las visita, cuando él existe cerca. Mi subjetividad y mi imaginación habían hecho un pacto diabólico para volverme completamente loca. Necesitaba verlo nuevamente, pero como una droga: por el momento estaba satisfecha, no quería pedir más, no quería tener una sobredosis (ni pecar de gula, en todo caso). Eso es él: una droga. Necesito, me da. Necesito, me da. Necesito, no esta. ¿Qué hago? Necesito. ¿Y qué más? Necesito. Necesito. Abstinencia: crisis de llanto, electricidad, me muero (acto fallido: escribí “muero” en lugar de “duermo”). Aclaro, no pienso eliminar mis fallidos, que son más interesantes que mi historia y que cualquier cosa que mi consciencia pueda recordar. Entonces, mi inconsciente me dice que me muero, probablemente sea cierto. Y cuando estoy casi dentro del sarcófago (porque mínimo quiero morir y que me entierren al mejor estilo faraón egipcio) él vuelve y me da. Y me calmo y vuelvo a respirar y vuelvo a vivir. Me da lo que necesito: un llamado, un mensaje de texto, unas palabras sin sentido o una patada en los testículos, en caso de que tuviera un par. ¿Lo que necesito? Me da lo que quiere darme sabiendo que voy a aceptar cualquier limosna que venga del Rey que le hice creer que es. Y entonces desaparece y necesito y no está y no vuelve y necesito y la abstinencia de nuevo y la electricidad y me duermo.